El pazo de O Barreiro, ejemplo de arquitectura barroca gallega, es considerado una de las edificaciones más representativas de la arquitectura pacega de O Baixo Miño. La construcción data del siglo xviii, aunque se erigió sobre una construcción anterior, las antiguas ruinas de la torre de O Couto (siglo XIII).

Se trata de una edificación granítica de carácter defensivo y estratégico, de gruesas paredes y muros con tronera, con planta en forma de U, con dos alas laterales unidas por una balconada monumental, con escalera doble y patio interior. Está emplazada en la frontera con Portugal, dispuesta en una posición elevada desde la que se avistan la ladera de Crecente; unas vistas privilegiadas de la naturaleza que lo rodea, de su propio espacio ajardinado y de los valles, bosques, viñedos y aldeas que se encuentran a sus pies, lo que le confiere además del valor arquitectónico un gran valor paisajístico.

Dentro del recinto amurallado también se encuentran un palomar, un hórreo de cinco pies con estructura de piedra y cierre de madera y una capilla de planta rectangular dedicada a san Mauricio, con una cubierta a dos aguas, escudo y espadaña de un solo vano y pináculos finalizados en bolas.
Este pazo fue un baluarte estratégico en las distintas guerras que se sucedieron en España.

En su fachada está dispuesto el escudo de la familia propietaria, los Troncoso de Lira Sotomayor y Gil de Araujo, descendentes de los primeros condes de Crecente.

Los propietarios del pazo, titulares de los señoríos de Liñares y Nogueiras, que fueron instituidos en el siglo XVIII, ejercían el patronato in solidum sobre varios curatos de los arciprestados de Valeixe y Crecente. Su vinculación e influencia se extendía también hacia otras casas señoriales: Gil Araujo y Cervellón (Valeixe), Reguengo y Pombeiro (Mourentán) y Gomariz y Pazos de Arenteiro (Ourense).

Además de esta importancia señorial, el pazo de O Barreiro, como se cita anteriormente, está ligado históricamente a la defensa del Reino de España, tanto en las guerras con Portugal como en la guerra de Sucesión, la guerra de Independencia o en todas las contiendas civiles del siglo XIX, cuando sus titulares asumieron la defensa de la causa constitucional.

Bajo sus muros estuvo la marca fronteriza durante la ocupación definitiva de Melgaço por los portugueses (1388-1389), que tuvo lugar después del fracaso del ejército de Castilla ante Lisboa, y donde falleció Pedro Ruiz Sarmiento, adelantado mayor de Galicia y señor de las tierras de O Baixo Miño.

El pazo de O Barreiro fue una de las bases más importantes de la guerra que sostuvo García Sarmiento contra un sector de la nobleza de O Baixo Miño, aliada del rey de Portugal.

Fue también base de las milicias durante las guerras civiles, junto con el señorío de As Achas, en la defensa de la causa liberal frente a otras hidalguías aliadas del carlismo.

Aunque vivió su época más gloriosa durante la guerra de Independencia, contra las tropas de Napoleón, cuando era solar del abad de Vilar y O Couto, Mauricio de Troncoso de Lira y Sotomayor Saco y Quiroga, caudillo del levantamiento popular, la tradición dice que fue en la balconada del pazo donde se ultimó la batalla de los patriotas de Crecente contra las tropas del general Soult, en la que destacó la intervención del abad.
Los últimos titulares del señorío fueron Mauricio Troncoso Sarmiento Lira y Sotomayor y Mauricio Troncoso Penedo Cervela y Pardo. En la actualidad, los propietarios son los herederos de Antonio Troncoso de Castro Sarmiento.

*El pazo

Edificación del siglo xviii de arquitectura barroca y de carácter defensivo reconvertida en la actualidad en alojamiento de turismo rural. Tiene un gran valor arquitectónico y paisajístico.

*La capilla

Edificación de planta rectangular, dedicada a san Mauricio, con una cubierta a dos aguas, escudo y espadaña de un solo vano y pináculos finalizados en bolas.

*La colección de camelias antiguas (Camellia japonica L.)

Próximo a la vivienda hay un pequeño jardín en el que crecen seis ejemplares antiguos de camelia japónica, un rincón con mucho encanto que en época de floración luce un suelo cubierto de pétalos rosados que parece una alfombra. 

Algunos de los ejemplares alcanzan los 10,5 metros de altura, uno de ellos presenta siete troncos desde la base y sus copas están entrelazadas conformando un lugar de resguardo que en época de floración adquiere una gran belleza.